Abutilon pictum (Gillies ex Hook.) Walp.
MalvaceaeEs una especie de floración extensa que, según la meteorología, puede mantener su floración (entre amarilla y roja, aunque la más frecuente es anaranjada) desde primavera hasta el final del otoño, o incluso bien entrado el invierno. Su nombre científico, Abutilon pictum o A. striatum, está formado por un término de origen árabe, abu tilun; era el nombre dado por el médico persa Avicena (980-1037) a una planta que tenía características similares, la malva índica. Por otro lado, el término latino striatum, “estriado”, se refiere a la forma de la corteza, mientras pictum alude al moteado o "pintado" de hojas y flores.
El abutilón es una planta que sin embargo procede de la América tropical y que difícilmente fue por tanto conocida por Avicena u otros médicos del Islam medieval. Los españoles que llegaron a América después de 1492 quisieron reconocer en el abutilón, que veían por primera vez, esa otra malva índica que habían visto en libros antiguos, es decir, le dieron a algo nuevo un nombre ya registrado.
Este fenómeno de describir las nuevas tierras y especies, vegetales o animales, según los parámetros conocidos, fue bastante común en los momentos iniciales de contacto de los europeos con lugares que nunca antes habían sido nombrados por la geografía de la Antigüedad. Así, los cronistas de los viajes muchas veces reconocerán en los lugares lejanos del viaje especies que podían encontrar aquí, en el punto de partida; si no las conocían, las comparaban con lo ya conocido, en una actitud por lo general muy característica de las crónicas de los viajeros de comienzos de la Edad Moderna quienes, a diferencia de los medievales, se van preocupando por dejar constancia de que lo que escriben lo han visto con sus propios ojos. Estamos en los inicios de la ciencia moderna, cuando la descripción era más intuitiva que objetiva. Claro ejemplo de este posicionamiento a la hora de informar de los descubrimientos es cuando Pigafetta, cronista diríamos oficial de la expedición magallánica, habla en su diario de un animal nunca antes visto, el guanaco, que describe de forma divertida del siguiente modo: este animal tiene la cabeza y las orejas de mula, el cuerpo de camello, las piernas de ciervo y la cola de caballo, cuyo relincho imita.